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Vapear es una manera mucho más eficaz de consumir hierba que fumar, pero ¿cómo puedes sacar el máximo partido a tu vaporización? Aquí tienes 10 consejos y trucos para disfrutar de todo el sabor y de una potencia superior.
¿Ya te has pasado? Miles de personas también lo han hecho. Vapear cannabis es cada vez más popular, no solo porque ofrece una experiencia mucho más pura y limpia, también por ser un método de consumo más sabroso, discreto y sano que fumar. Si quieres sacar el máximo partido a tu vaporizador, deberás poner algo de tu parte. Para que la transición sea lo más fluida y exitosa posible, aquí tienes 10 consejos que te ayudarán a disfrutar de los mejores sabores, nubes y efectos en todo momento.
Independientemente de si vapeas hierbas secas, concentrados o aceites, los residuos pegajosos se acumulan con el tiempo. Esto no solo causará una vaporización irregular que podría afectar de forma negativa al sabor, también puede acortar la vida útil del vaporizador. En otras palabras, deberás limpiar el dispositivo de forma habitual para que puedas disfrutarlo al máximo.
Lo mejor es limpiarlo después de cada sesión. No se tarda mucho, y puede formar parte de tu rutina diaria. De esta forma, tu vaporizador estará siempre a punto y listo para vapear cuando te apetezca.
Para limpiarlo, apaga el dispositivo y espera a que se enfríe. Retira la boquilla. Elimina los restos de material de la cámara de hierba con un cepillo pequeño. A continuación, utiliza un bastoncillo de algodón empapado en alcohol para limpiar el interior de la cámara. Y por último, pasa un limpiapipas con alcohol por el interior del circuito de vapor. También tendrás que sustituir el filtro de forma periódica.
Si vas a vapear cogollos, cuanto más frescos sean, mejor. Esto es debido a que la vaporización depende de la humedad de las flores. Cuando vapeas, el cogollo o concentrado se calienta hasta un punto en el que se evaporan las "sustancias buenas", que se convierten en vapor para inhalar. Algo que no ocurrirá de la misma forma si utilizas hierba vieja o muy seca. Un cogollo de calidad y bien curado tendrá un mayor contenido de humedad, lo que se traduce en una mejor experiencia.
¿Cómo sabes si tu hierba es adecuada para vapear? Muy fácil: toma el cogollo entre los dedos, si se desmenuza al ejercer presión, está demasiado seco. Por otro lado, si la hierba tiene demasiada humedad, como cuando está recién cosechada, tampoco es ideal para vapear.
Si llenas menos la cazoleta, obtendrás una experiencia mucho mejor. Con casi cualquier vaporizador, deberás llenarla hasta al menos la mitad, para poder disfrutar del mejor vapor. Pero si la llenas demasiado, será más difícil inhalar, y el cogollo se vaporizará de forma irregular, lo que podría suponer un enorme derroche de marihuana. Si vapeas unas cuantas cazoletas pequeñas en vez de un par grandes, aprovecharás tu hierba al máximo y la fumada será mucho más agradable. Tampoco querrás usar menos de lo necesario, por lo que deberás encontrar el término medio que proporcione las mejores nubes y el mejor efecto con la menor cantidad de hierba posible.
Además de la cantidad de hierba que pones en el vaporizador, también es importante la manera en que lo haces. Deberás llenar la cazoleta de forma ligera pero firme, para garantizar unas buenas caladas. La cantidad que utilices dependerá del tipo de hierba, del vaporizador y de tus preferencias. Consulta la página web del fabricante. El mecanismo de calentamiento del vaporizador (conducción, convección) también influirá en la forma en que debes llenar la cazoleta. Los vaporizadores de conducción (que calientan el cannabis mediante el contacto directo con el elemento calefactor) se suelen llenar de forma más suelta que los de convección (en los que el aire caliente se distribuye a través de la marihuana).
Y siguiendo con el consejo anterior, el tipo de vaporizador que uses determinará el grado de precisión con el que deberás triturar la hierba. Para la mayoría de dispositivos de conducción, tendrá que ser lo más fina posible, de modo que todas las partículas estén expuestas en la cámara de calentamiento. Para que la experiencia resulte más agradable, y para facilitar la limpieza, utiliza un filtro, que también evitará que acabes inhalando la materia vegetal. Para los vaporizadores de convección, es mejor una consistencia media, ya que las partículas más grandes permiten que se evaporen todos los cannabinoides sin obstruir el flujo de aire.
La marihuana contiene un montón de sustancias distintas, como los cannabinoides y los terpenos aromáticos que le dan su sabor. Todos estos compuestos tienen diferentes puntos de ebullición. Por ejemplo, el THC se libera a una temperatura más baja que el CBD, y cada terpeno tiene un intervalo de ebullición distinto.
Si el ajuste de temperatura es demasiado bajo, podrías acabar perdiendo sabor y potencia. Y lo mismo ocurre cuando se vapea con un ajuste demasiado alto: la temperatura podría degradar las sustancias activas y liberar carcinógenos a través de la combustión. Aunque los vaporizadores de cannabis no están pensados para producir nubes enormes como los de e-líquidos, se pueden conseguir aumentando la temperatura del dispositivo, pero esto podría perjudicar a la potencia y el sabor.
No existe una temperatura ideal de vaporización, porque las expectativas de cada persona son distintas. Para obtener más información sobre cómo afecta la temperatura a la experiencia de vaporización, echa un vistazo a nuestra Guía definitiva de temperaturas para vapear, en la que se desglosan las temperaturas ideales para los distintos productos de cannabis.
Si bien los vaporizadores más modernos tardan menos en calentarse, todavía hay muchos que necesitan más de un minuto. Independientemente de la marca y el modelo, siempre se debe esperar a que el dispositivo se caliente del todo antes de dar la primera calada. La mayoría de las veces, aunque tengas que esperar unos 30-60 segundos, esto no supone un problema, ya que más o menos es el tiempo que se tarda en triturar un poco de hierba. Cuando el vaporizador alcance la temperatura deseada (que indicará con una luz, vibración, etc.), podrás empezar a vapear. Pero no te emociones demasiado y des una calada grande y profunda como si estuvieras fumando. Es posible que primero quieras tantear el vapor a base de dar caladas cortas y suaves. Si inhalas con los labios un poco relajados sobre la boquilla, como si fuera un filtro de canuto, la experiencia será mucho mejor.
Con prácticamente todos los vaporizadores, es buena idea remover bien el contenido de la cazoleta varias veces durante cada sesión. Con los dispositivos de conducción, esto hará que toda la hierba quede expuesta a la fuente de calor, lo que se traduce en una vaporización más uniforme y potente, sin quemar nada. Los vaporizadores de convección presentan un riesgo de combustión mucho menor, pero aún así, es aconsejable remover la hierba para aprovechar cada partícula al máximo. Solo se tarda unos segundos, y garantiza un vapor de calidad en todas y cada una de las sesiones.
Cuando termines una sesión, no tires la hierba que queda en el vaporizador. A diferencia de cuando se fuma, con la vaporización no siempre se consumen todas las sustancias del cannabis. Si tu hierba aún tiene color, probablemente puedas seguir vapeándola. Y si no tienes suficiente para una sesión completa, o crees que no es lo bastante potente, mézclala con cogollo fresco para que dure más tiempo.
¡No tires la hierba que has vaporizado! Aunque ya no sea adecuada para vapear porque ha perdido su sabor, hay un montón de cosas que puedes hacer con ella. Siempre que no la hayas vaporizado hasta que esté negra, podrás usarla para hacer comestibles, tincturas, o cannabutter. También puedes fumarla y disfrutar de su sabor "tostado". Lo bueno es que el vaporizador ya la ha descarboxilado, por lo que estará lista para colocarte. Si quieres saber qué más se puede hacer con un cogollo vaporizado, echa un vistazo a este artículo.
¡Feliz vaporización!
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