En este tutorial, analizamos el funcionamiento de los vaporizadores de hierbas secas, sus componentes esenciales y cómo se combinan para proporcionar una experiencia sublime.
Si quieres disfrutar de la flor del cannabis sin tener que lidiar con pipas y canutos, te alegrará saber que los vaporizadores no son solamente para consumidores de concentrados. Así es, te damos la bienvenida al mundo de los vaporizadores de hierbas secas. En este artículo, analizamos sus componentes y cómo funcionan. Y también te enseñamos a disfrutar de este maravilloso producto del ingenio humano.
"Espera un momento", podrías pensar. "Si pones hierba seca en un aparato que la calienta, ¿eso no es fumar?". Bueno, no exactamente. En lugar de hacer que la hierba arda, esta se coloca en una cámara que la va calentando poco a poco hasta que genera vapor. Al no haber combustión, no hay humo. Esto ofrece más ventajas de lo que crees. ¿Te gusta fumar de forma eficiente? Entonces te va a encantar vapear. Cuando quemas tu marihuana (es decir, cada vez que fumas), pierdes una cantidad importante de cannabinoides y terpenos debido al calor. Con la vaporización, el cannabis no arde, por lo que podrás sacar el máximo partido a tu hierba.
La mayor potencia (y posibles beneficios para la salud) que se obtiene al vapear frente a fumar, es una cosa, pero la locura de la vaporización se reduce a un aspecto principal: la comodidad. Los vaporizadores portátiles caben en un bolsillo, y no tendrás que cargar con un aparato voluminoso de vidrio ni llevar delicados papeles de liar. No nos extraña que mucha gente que fuma fuera de casa se haya pasado a la vaporización. Hay vaporizadores de mesa ideales para sesiones de grupo en casa, pero hoy nos vamos a centrar en los portátiles.
Debido a la gran variedad de opciones disponibles, es importante que sepas cómo funcionan los diferentes vaporizadores, para que puedas tomar una decisión informada. Ni siquiera los modelos más avanzados son muy complicados, y los más básicos pueden tener una construcción sumamente simple. Sin embargo, hay ciertos componentes que son comunes a la gran mayoría de marcas y diseños.
Hay dos tipos de baterías: fijas y extraíbles. Esto no afectan a la experiencia (es decir, a la calidad de las caladas) propiamiente dicha.
Con una batería fija no tendrás que preocuparte de perderla, salvo que extravíes el dispositivo entero. Cuando quieras cargarla, solo tienes que conectar el aparato. Además, dado que los fabricantes pueden poner la batería donde más les guste, hay un montón de diseños distintos. Esta versatilidad también proporciona un mayor potencial de almacenamiento de energía en comparación con una batería estándar. Sin embargo, cuando la batería caduca, no importa si el resto del dispositivo funciona de maravilla. Por desgracia, tendrás que sustituirlo entero.
Es cierto que una batería extraíble añade otros dos componentes (la batería y el cargador), pero también tiene un montón de beneficios. Si te quedas sin batería y quieres vapear al momento, solo tienes que tener una batería extra (cargada) a mano. No son muy caras, por lo que muchos consumidores suelen tener al menos una preparada. La batería adicional también es muy práctica en caso de que una de ellas muera. No tener que deshacerte de todo el vaporizador, también es una gran ventaja. Como ya hemos comentado, el almacenamiento de energía de estas baterías es menor que el de sus equivalentes fijas, pero no por una gran diferencia. Los diseños de estos vaporizadores también suelen ser menos llamativos para poder adaptarse a la batería, por si te importan estas cosas.
Ahora la pregunta que siempre formulamos con la tecnología nueva: "¿Dónde se pone la hierba?". Los vaporizadores de hierba seca tienen una ranura muy conveniente, llamada cámara de hierba, en la que se coloca la marihuana triturada. Aquí, como ya hemos visto, se calienta la hierba (con tecnología de convección y/o conducción) hasta que produce vapor. Los vaporizadores portátiles suelen tener cámaras de hierba pequeñas, así que asegúrate de tener tus provisiones a mano para un vapeo prolongado.
Una parte minúscula que puede parecer intrascendente, pero que influye en la experiencia más de lo que crees. Las mejores boquillas están pensadas para interactuar cómodamente con la boca mientras inhalas. De punta estrecha y base ancha, se adaptan a los labios y hacen que vapear sea pan comido. Las boquillas planas no ofrecen la misma sensación, pero pueden ser necesarias para los vaporizadores de bolsillo. Las largas ofrecen caladas más suaves porque el vapor tarda más en llegar a los pulmones.
Algunos vaporizadores tienen una pantalla que informa de cuánta batería te queda, y a qué temperatura estás vapeando. Ciertas pantallas te permiten ajustar la temperatura. ¿Por qué nos interesa hacer esto? Para quienes aún no lo sepan, calentar la hierba a diferentes temperaturas proporciona experiencias distintas. Cuanto más baja sea la temperatura, más suave será el colocón, y la potencia aumentará a medida que las cosas se ponen más calientes.
Salvo que tengas una batería extraíble, los únicos accesorios que necesitas para vapear son un cargador y un cepillo de limpieza. Quizás un grinder si no tienes uno, y la herramienta de rellenado y el adaptador para pipas de agua también son bastante interesantes y útiles. Sin embargo, todo esto es puramente opcional, y te lo puedes pasar muy bien vapeando sin ellos.
Aunque existen vaporizadores tanto de plástico como de metal, su calidad varía. El plástico, como era de esperar, se suele asociar con artículos baratos. Los expertos también suelen evitar productos con mucho éxito en el mercado pero que contienen elementos de plástico.
El aluminio, por el contrario, suele ser una opción muy extendida entre los mejores vaporizadores del mercado, pero eso no quiere decir que no haya opciones metálicas baratas. Las boquillas de los modelos más económicos suelen ser de plástico, y las de los dispositivos más sofisticados, de vidrio. En lo referente a la cámara para la hierba, normalmente está hecha de cerámica o de otro material parecido resistente al calor. Pero no es raro ver materiales de calidad en opciones económicas, por lo que se recomienda llevar a cabo una investigación de cada marca.
El uso de un vaporizador de hierba seca es, probablemente, la parte más fácil. El procedimiento varía según el modelo, pero por ahora, supongamos que tenemos un modelo estilo bolígrafo.
Es probable que la cazoleta esté debajo de la boquilla, así que desenróscala y llénala con hierba triturada. Asegúrate de no llenarla ni compactarla en exceso, ya que esto podría afectar a la experiencia de forma negativa.
Después de volver a enroscar la boquilla, enciende el dispositivo (por lo general, pulsando varias veces el botón principal). A continuación, acerca el vaporizador a tus labios si el calentamiento es instantáneo, o espera hasta que alcance la temperatura adecuada.
Coloca la boquilla entre los labios, pulsa el botón (si está disponible), e inhala de forma lenta y uniforme. Si eres novato, la inhalación no deberá durar más de cuatro o cinco segundos. Una calada más larga podría hacerte toser, y más corta, producir un vapor insignificante.
Tras unas cuantas caladas, es posible que tengas que volver a llenar la cazoleta. Para ello, desenrosca la boquilla, vacía el contenido de la cazoleta en un cenicero, y repite los pasos anteriores.
Cuanto más lo uses (dependiendo de lo que diga el manual), tendrás que limpiarlo con más frecuencia. Asegúrate de no saltarte este paso. La suciedad acumulada podría dañar permanentemente el dispositivo.
Esperamos que te haya gustado nuestro tutorial. Si quieres ver más información, consulta los siguientes artículos en nuestra web:
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